Pocas veces había visto que el nombre de una banda le haga tanta justicia a su música y es que Flying Colors con su disco debut es eso, una sensacional obra de arte matizada por una variedad de colores que no importando lo radical de sus contrastes alcanzan un resultado genial.
Las influencias que conviven en el origen de todos los músicos involucrados en Flying Colors están presentes… Desde el pop más chicloso hasta el heavy metal más malvado, pero esto no quiere decir que la música sea mueva entre extremos radicales, los equilibrios se alcanzan magistralmente así que radicales abstenerse.
El arranque de la primera canción Blue Ocean, es un canto a la buena onda, una progresión bastante
funky jazz del bajo de Dave La Rue –Ex Dixie
Dregs, John Petrucci- que juega con melodías de teclado y guitarra,
hasta que teclados y coros entran con la fuerza de un tema abiertamente
progresivo, es un sabor al Genesis
de todas las épocas.
Shoulda Coulda Woulda,
es una sorpresa genial, Steve Morse
nos deleita con un riff bastante heavy en su guitarra mientras el archiconocido
Mike Portnoy hace su trabajo
brutalmente desde los tambores, se mueve a sus anchas en su estilo es uno de
los temas más heavys y dinámicos del disco.
Kayla y The Storm, son canciones a medio tiempo
que profundizan el sonido progresivo pero de una manera bastante light, casí
imperceptible, Kayla sobre todo, una
balada jazz progresiva súper bien ejecutada en la que la voz de Casey McPherson se luce al máximo.
For Ever In A Daze
es un momento genial, guitarras y teclados bastante roqueros, un bajo brutalmente
Funky y un adorno de voces que nos
recuerdan que estamos ante maestros del rock progresivo. Love is What I´m Waiting For, es un tema pop que recuerda a bandas
pop como U2 y Coldplay pero allí Steve Morse agrega un solo de guitarra que lo lleva a otro nivel, la amplitud de
este matiz es tan genial que a ratos hasta nos recuerda a Queen.
Everything Changes,
es una balada pop súper bien lograda, justo cuando creímos que se hundia en el
fácil pop, la rescata magistralmente una progresión de teclados del genial Neal Morse, que termina por llevarla a
terrenos del rock progresivo.
Better Than Walking
Away, es también una balada un poco más convencional, quizá el punto más
bajo del disco, la voz juega un papel predominante y una vez más la ejecución
de los solos de Steve Morse, agrega una
atmósfera diferente y genial.
Desde la primera nota de All Falls Down se destapa una locura, sin duda Portnoy está detrás de este tema, es una canción abiertamente Heavy Metal en los riffs y solos de
guitarra, tiene un tiempo vertiginosamente atravesado en la batería además de
los inconfundibles coros a manera de himnos. Pero una vez más el equilibrio
musical evita la caída en extremos, brindando un genial sonido progresivo como
resultado final.
Una sorpresa súper grata es la otra balada pop Fool In My Heart, una canción que
fácilmente suena a Elton Jhon y que
tiene a Mike Portnoy en la voz, quien
lo hace bastante bien y pasa a ser una revelación como cantante.
La mezcla final de colores, el toque magistral, quizá el
equilibrio y resultado final que tanto habíamos esperado llega con Infinite Fire, la última canción, la
más progresiva, con varias escenas, un temazo sólido que nunca decae y en las
que cada músico tiene su cuota de protagonismo… El final de esta canción es
épico, digno de esta genial obra de arte.
Este dream team musical ha producido un disco que para los
amantes del estilo progresivo es quizá histórico, todos virtuosos y lo
suficientemente profesionales como para no sucumbir a la tentación de
avasallarnos con demostraciones excesivas de sus facultades, son unos maestros
del juego en equipo, ninguno destaca exageradamente sobre otro.
Cruzo mis dedos porque lancen mil discos más iguales a este y…
Ahora los dejo, acabo de terminar de limpiar el polvo a mis viejos viniles de Yes y Genesis.